Comedores sin fondos y el ajuste del hambre.
Desde que Javier Milei asumió la presidencia, asistimos diariamente a medidas de gobierno extremas, peligrosas y deshumanizadas. Una de las más inentendibles, por las consecuencias en la salud de niños, jóvenes, adultos y ancianos es la paralización total del envío de fondos para los comedores de todo el país.
En un contexto de alta inflación y de caída de la actividad económica, el primer mandatario se ensaña con los que menos tienen y festeja un superávit que es el resultado de no entregar alimentos, sacarle los subsidios al transporte, desfinanciar la educación, recortar los fondos a las provincias y ajustar a los jubilados. No podemos ser indiferentes al costo humano que hay detrás de estas cifras.
Trabajar para que el Estado sea más eficiente es algo con lo que todos estamos de acuerdo. Lo que no podemos permitir es que en el camino y la búsqueda obsesiva del “déficit cero”, la gente no tenga un plato de comida, un medicamento ó el dinero para llegar en colectivo a su trabajo.
La falta de acceso a alimentos básicos es una realidad que afecta a un número de familias que crece día a día. La línea de pobreza se amplió y recae cada vez sobre un porcentaje mayor de personas, que están sumidas en una posición de extrema vulnerabilidad.
Es imprescindible señalar que la solución no puede ser nunca la retirada del Estado, por el contrario, en tiempos de crisis, se necesita una presencia más activa y eficiente para generar lazos con las instituciones de la sociedad civil. Erosionar la credibilidad de estas instituciones solo empeora la situación, dejando espacio para actores desconocidos y difíciles de combatir.
La demora en la respuesta a esta crisis podría tener un impacto duradero en la salud física y mental, así como en el desarrollo de las personas afectadas. No podemos mirar para el costado. No podemos permitir este avasallamiento a los derechos básicos.
NÚMEROS DE ROSARIO
Según un reciente informe del Centro de Estudios Scalabrini Ortiz, los barrios populares de Rosario experimentaron un preocupante incremento del 225% en la canasta básica total y una significativa variación del 249% en la canasta alimentaria durante el año 2023. Estos datos revelan una realidad económica alarmante, donde cada vez más personas necesitan la asistencia de comedores comunitarios.
Estos datos subrayan no solo la gravedad de la crisis, sino también la urgencia de implementar medidas efectivas para abordar la crisis alimentaria. Es imperativo que las autoridades actúen de manera inmediata y sólida para aliviar la carga sobre aquellos en situaciones precarias.
La realidad que enfrentan estos barrios debería ser un llamado urgente a la solidaridad y a la implementación de políticas públicas integrales que aborden de manera eficiente las necesidades básicas de la población, garantizando un acceso equitativo a alimentos esenciales.